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Cartago Antiguo

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PATRIMONIO ARQUITECTONICO

CASA DEL VIRREY

Fotograf�a actual

 

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   Foto m�s antigua (1.920) Colecci�n Archivo Fotogr�fico

La Casa del Virrey, hoy Monumento Nacional, es una joya arquitect�nica donde se respira el alma de la �poca colonial, y �nica en su g�nero, debe su nombre, seg�n la tradici�n popular a que se construy� para recibir al Virrey Don Jos� de Espeleta,  h�esped que, al parecer nunca lleg�. Es bueno anotar que hasta el momento no se ha encontrado documento alguno que constate la importante visita.

Fu� mandada a construir a finales del Siglo XVIII, por el Alf�rez Real Don Sebasti�n de Marisancena, como casa de vivienda familiar. Es la reproducci�n t�pica de las edificaciones andaluzas del Mediterraneo, al sur de Espa�a. Tiene una marcada influencia mud�jar. En donde se destaca no solo el artesonado sino tambi�n el uso del ladrillo hecho de barro de la regi�n, utilizado en parte a nivel estructural para las bases y fustes cil�ndricos de las columnas y como elemento decorativo en la fachada. Posee un gran patio claustrado central, articulado a su vez con otros dos traspatios, las paredes maestras se levantaron sin cimientos, con gruesos muros de piedra de cantera.

 

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Corredor patio principal

Los materiales utilizados para su construcci�n,adem�s de ser duraderos como el adobe, el ladrillo, la teja y la piedra de cantera, fueron novedosos para la �poca, lo mismo que las dos plantas, o de alto y bajo como usualmente las nominaban. Los balcones y las ventanas voladas o pecho de paloma, que integran el espacio p�blico con el privado poseen tableros y balaustres de madera finamente tallada, se encuentran distribuidos en el extremo norte en forma de L, y en el extremo sur, el resto de la casa es de una sola planta pero conserva la misma altura de ocho metros y medio, lo que magnifica a�n m�s la construcci�n.

 

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Traspatio ala sur

Por espacio de 150 a�os, el inmueble permaneci� en manos de los herederos de Sebasti�n de Marisancena principalmente el de sus descendientes del tronco Feij�o, hasta que en 1937, Leonor Pinto L�pez adquiere la parte norte. Posteriormente en 1948 la Asamblea Departamental por Ordenanza N� 53, declara la casa de utilidad p�blica, la compra al matrimonio de  Alfonso Vel�squez y Leonor Pinto de Vel�squez y se la cede al Municipio.

 

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Corredor. Exposici�n permanente fotograf�as antiguas

Por su parte, en 1946, mediante sentencia del Juzgado Civil del Circuito se adjudica el ala sur de la casa a Evangelista Quintana, autor de la famosa cartilla "La Alegr�a de Leer". A�os despues en 1.970 su hija Elba Mar�a Quintana Vinasco, seg�n protocolo de la Notar�a Primera de Bogot�, vende a la Corporaci�n Nacional de Turismo.

Actualmente, y desde 1995, la Casa del Virrey acaba de ser restaurada con dineros de la Naci�n a trav�s de la Subdirecci�n de Monumentos Nacionales, los recursos fueron conseguidos gracias a la gesti�n de Do�a Lucy Murgueitio de Montoya. Y los trabajos de restauraci�n fueron contratados con el Arquitecto Restaurador Jos� Luis Giraldo. Con la restauraci�n la casa vuelve a su estado original, se han reabierto espacios que estaban sellados por muros y en las paredes resplandece el blanquimento de las casas coloniales.

 

ARQUITECTURA RELIGIOSA

IGLESIAS DE SAN JER�NIMO Y SANTA ANA

Otras joyas de tipo colonial que embellecen a Cartago, son las Iglesias de San Jer�nimo y Santa Ana, construidas en 1691 en esta ciudad, despu�s de su traslaci�n. Guardan en su interior aliares e im�genes propias de la historia de este querido terru�o. que se prepara ya para cumplir 460 a�os de fundado y en donde a�n se conservan tratos recuerdos del Cartago de antes, tan so�ado por nuestros abuelos e historiadores.

Estos templos se constituyen en verdaderos atractivos tur�sticos para los visitantes de nuestra ciudad. ya que en su interior se conservan intactos el estilo y la tradici�n de la �poca en la cual fueron construidos.

Ellos son motivo de orgullo y ejemplo de conservaci�n para los habitantes de Cartago.

IGLESIA DE SANTA ANA

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Construida a mediados del Siglo XVII, como capilla doctrinera, es de construcci�n sencilla, y se hizo por la necesidad de brindar servicio religioso a varios vecinos de Cartago que se asentaron y establecieron estancias de pancoger y ganado en Santa Ana en las Sabanas entre el r�o Cauca y la Vieja.

IGLESIA DE SAN JER�NIMO

Tiene tambi�n las caracter�sticas de lo que era una capilla doctrinera del siglo XVII, brindaba servicio religioso ‘a lo que antiguamente se conoc�a como el Sitio del Guayabo.

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IGLESIA DE SAN FRANCISCO

Su construcci�n se debe a los Franciscanos, primera orden religiosa que vino a la ciudad. Era una casa pajiza, y gracias al inter�s del Reverendo Padre Fray Joaqu�n de Herrera de la venerable orden de San Francisco se construy� el convento con techo de teja concluy�ndose la obra en 1786.

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Una vez trasladada la ciudad de Cartago el 21 de Abril de 1691, al sitio que hoy ocupa, consider� la Iglesia necesario mantener el Convento de Religiosos que existi� en la primitiva Cartago, con el nombre de Santa Catalina del Monte Sina�. El Convento tuvo su sede en la antigua casona, situada en el costado oriental de la plazoleta llamada de San Francisco. adyacente a la Capilla de San Antonio. que a�os despu�s fue destruida para levantar all� el actual templo, en el a�o de 1771. En los claustros severos y silenciosos, donde un grupo de monjes apartados del mundo, entregaban su coraz�n a la vida contemplativa., ocurrieron ciertos hechos que la imaginaci�n popular confundi� con leyenda. Uno de los salones estaba destinado a guardar retablos antiguos y maderas sobrantes. Las cr�nicas de la ciudad cuentan que en las c�lida noches sal�a de sus celda un monje y entraba en aquel cuarto y regresaba con la luz del alba. a su recogimiento.

Dice la historia que all� encontraron los monjes un Cristo de tama�o natural de gran belleza y perfecci�n, y que d�as despu�s del hallazgo providencial y en extra�a coincidencia., en una ma�ana tibia, en su celda. examine, sin se�ales de dolores f�sicos, el cuerpo del monje

que a hurtadillas sal�a por las noches, quien a la eternidad se llev� el secreto de la imagen del Cristo, consagrado por la Iglesia como el Se�or de las Misericordias.

"En la Imagen de Crucifijo de tama�o casi natural, encontrado su cuerpo entre las basuras del Convento por Fray Seraf�n Jord�n, la devoci�n de los fieles se ha esmerado en su culto, esta sagrada imagen es el consuelo del vecindario y el refugio en sus calamidades y tribulaciones".

La Iglesia de San Francisco es consagrada al culto de Nuestra Se�ora de la Pobreza, La imagen religiosa, sirvi� de gu�a y presidi� la procesi�n del traslado de la ciudad. A principios del siglo XVII

Los recursos para el sostenimiento del convento proven�an de la Cofrad�a de Nuestra Se�ora del Rosario, Obra P�a, instituida desde los albores del siglo XVII, fincaba su capital en ganados, esclavos y tierras, la cual a finales del siglo XVIII, sumara 4500 reses, 16 esclavos.

A la entrada del siglo XVII (ya se le rend�a culto en 1608) se le apareci� la virgen a Mar�a Ramos, en el r�o Ot�n. Barrendera del convento San -Francisco y aseadora de la ropa de la sacrist�a, Mar�a Ramos lav� un lienzo sucio y roto con el que se limpiaban las l�mparas y candeleros de la iglesia. despu�s de seco advirti� en �l unos rasgos de pincel como-reliquias de alguna pintura antigua que anunciaban hab�a sido o parec�a ser la Virgen.

El lienzo horadado se resarci� por si mismo y los agujeros se retejieron sin auxilio de mano y la pintura que parec�a un bosquejo o resto de alguna que pudo ser, se perfeccion� y renov� milagrosamente.

Esta Mar�a Ramos es hom�nimo de otra a quien se le apareci� la Virgen del Rosario de Chiquinquir�. La mencionada mujer como ya se dijo servia en la iglesia del convento franciscano. Era guardi�n del claustro en la fecha de la aparici�n Fray Fernando Mac�as Escobar y cura y vicario de Cartago el Pbro. Juan de Moreta. Comprobado el milagro, se coloc� la imagen en un altar y se inici� su veneraci�n. Cuando se efectu� el traslado de la ciudad, el P�rroco organiz� una procesi�n y la trajo para ubicarla en el lugar que hoy ocupa. en el Templo de San Francisco.

IGLESIA DE SAN JORGE

La construcci�n actual es de 1808, �poca en que se inici� su reconstrucci�n mediante los esfuerzos de Don Nicol�s de Renter�a.

Ha sido la Iglesia Matriz, alberga la estatua de San Jorge, patrono de la ciudad, en virtud a ser el Santo Patrono del nombre del fundador, Mariscal Jorge Robledo. Se aprecian en su interior los retablos del V�a crucis hechos de madera, tallados por el maestro de carpinter�a Constantino Reyes. Se cre� en los d�as de la fundaci�n. primero como capilla y luego como Parroquia en 1546. Hist�ricamente. la ciudad es conocida como San Jorge de Cartago. El templo en su interior, est� adornado por hermosos vitrales y altares y puertas talladas en madera. hace muchos a�os. fue destruida por un voraz incendio, que la consumi� significativamente, pero gracias al dinamismo y entrega del Padre Hernando Botero O-Byrne y los Cartag�e�os.. se logr� reconstruir. En San Jorge permaneci� durante muchos a�os, la Virgen de Nuestra Se�ora de la Paz, donada por Felipe II a �sta ciudad.

El Maestro Guillermo Valencia, quien nos honr� una vez con su visita. hizo un bello elogio de esta obra, que es s�ntesis del trabajo arduo e incansable del inteligente sacerdote.

A qu� m�s puede aspirar obra alguna despu�s de haber recibido el elogio del humanista m�s grande que ha tenido el Continente.

IGLESIA DE GUADALUPE

El templo de Guadalupe fue construido en 1808, por un laico, Don Mariano Hormaza y Matute, quien don� el solar en que fue edificada la iglesia, al igual que procur� el mantenimiento de vino oblata y alumbrado. El templo es de estilo colonial, es en su mayor parte de ladrillo y de bloques de piedra y arenisca, unidos por argamasa de arcilla, la torre domina la fachada de tres naves. Barroca con influencia criolla, dada el servicio en 1810, gracias a la bondad de Don Mariano Hormaza y Matute, quien en cumplimiento de una promesa hecha a la Virgen, a la que invoc� para que salvara la vida de su hijo moribundo y a cambio Don Mariano dirigir�a y costear�a la construcci�n de un Templo, para adorar la imagen, que personalmente trajo de M�xico y que actualmente permanece en el Altar Mayor.

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El estilo a�n conserva arcos. portales, ventanas y grabados de la �poca, pese a que hace varios a�os sufriera el deterioro producto de un incendio. Su torre y campanario son originales. Los oficios religiosos son atendidos por sacerdotes de la Comunidad Lazarista.

En la fachada logr� el autor un conjunto pleno de movimiento y de gracia a base de rematarla en un cuerpo de torres perforado en su frente por tres huecos de campanas y disponer a los lados espada�a colocadas en el plano m�s bajo.

La diferencia de escalas de. las portadas laterales respecto a la central, que igualmente afecta a las ventanas y claraboyas, y el juego de luces producido por pilastras, molduras y cornisas, imprimen a la fachada un dinamismo logrado sin esfuerzo.

Dentro de su modestia como obra de un arte barroco de sabor popular tal vez sea �ste el conjunto realizado con m�s feliz facilidad dentro de este tipo de fachadas tan propio en Colombia en el que la espada�a o el campanario constituyen el principal elemento de la construcci�n.

Ciertos frontis en lo que hace a sus elementos decorativos fueron marcados por los ritmos usuales entre los ind�genas de la regi�n, tal como ocurre en la portada de la iglesia de Guadalupe de Cartago, de arquer�a estribada, cuyos frisos repiten secuencias y motivos ornamentales quimbayas.

En las tres naves interiores debe observarse bien las columnas que dan arranque a la nave central y que soportan el coro de una curiosa combinaci�n de arcos de muy distinto di�metro. Las arcadas del fondo que dan t�rmino a las naves laterales y que en vez de seguir la natural posici�n de formar �ngulo recto con los muros que las aprisionan, son oblicuos. Los barandales, repisas, plintos, columnas y el molduraje complicado de los altares, es todo fabricado de ladrillo.

CATEDRAL DE NUESTRA SE�ORA DEL CARMEN

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Los planos para su construcci�n fueron tra�dos de Italia, es un templo neocl�sico, replica de la Bas�lica de San Pedro de Roma. Se construy� en el mismo sitio donde estaba erigida una capilla de su mismo nombre.

El presb�tero Hernando Botero O’byrne, ejerci� el curato de Cartago durante varios a�os. Por su iniciativa, en 1944, con planos de Calero y Mier, se hizo la construcci�n de la Catedral de El Carmen. En 1982 el Papa Juan XXIII cre� la Di�cesis de Cartago y nombr� a Monse�or Jos� Gabriel Calder�n Obispo de ella.

Construida inicialmente. a mediados del siglo X1V como una Capilla para honrar la Virgen bajo la advocaci�n del Monte Carmelo. se le recuerda hist�ricamente por haber sido el sito de oraci�n de los cartag�e�os raizales, que con fervor todos los a�os celebran su fiesta; marco un hecho que por siempre vivir� en la memoria de los Patriotas. como fue el fusilamiento de varios coterr�neos., precisamente en las gradas del nuevo templo, construida hace mas de 40 a�os.

Cada �poca modela su fisonom�a de acuerdo con las circunstancias que tuvo, y que las generaciones ayudan a plasmar con pedazos de su vida en el decurso de los a�os, para incorporar despu�s sus hechos en el concierto de la Historia que, seg�n la definici�n del orador rotuno, "es verdadero testigo de los tiempos, luz de la verdad, y maestra de la vida".

De la primera mitad del siglo pasado, data la iglesia del Carmen, que Cartago supo guardar con dignidad, desde que piadosos se�ores, en compa��a del pueblo, levantaron ese santuario para honrar a la Madre de Dios bajo su advocaci�n del Monte Carmelo; all� en esa iglesita sencilla, se coloc� la imagen de la Virgen del Carmen, que antes de 1830, se veneraba en la iglesia del convento de San Francisco de esta ciudad, donde hab�a establecido su culto, al fundar el convento, en los albores del siglo XVIII, el sabio y virtuoso misionero ecuatoriano, Fray Femando de Jes�s Larrea, ap�stol infatigable del empe�o cristiano.

En ciudades donde impera el respeto a la tradici�n, el civismo y el buen gusto, todo el pueblo vela por la conservaci�n de sus templos que son del patrimonio p�blico.

La blanca espada�a de la antigua iglesia se irgui� siempre como un lirio votivo plantado en ese lugar por un convenio t�cito de las edades. La piedad de las generaciones, en el almo silencio de su recinto, se recogi� amorosamente -como la luz �el cielo en el grumo casi incorp�reo de una l�grima-, para rendir homenaje a la que es refugio de los pecadores. En su altar oficiaron Mgr. Adolfo Perea, Obispo de Pasto y Mgr. Manuel Antonio Arboleda, Arzobispo de Popay�n. Eximios pr�ncipes de la Iglesia Cat�lica, hijos de Cartago que venera su memoria, -a quienes por su sabidur�a y sus m�ritos, elev� a la Dignidad Episcopal, la Santidad de P�o X.

En la vida todo tiene su raz�n de ser; y en nuestras ciudades, antiguas cada piedra tiene su simbolismo y cada rinc�n su recuerdo. El hecho de querer edificar la iglesia del Carmen en otro sitio que no es el suyo, ha causado la protesta un�nime de Cartago que ve su por manos estrellas o por elementos que ignoran su pasado.

La ciudad de Roma fue varias veces v�ctima de las incursiones de los b�rbaros que mutilaron sus monumentos. Sin embargo el anfiteatro Flavio permaneci� intacto, hasta que un pr�ncipe de la familia Barberini destruy� parte del monumento para construir su palacio; la ciudad protest�, y desde entonces es dicho muy conocido en la historia; "Lo que no hicieron los b�rbaros, lo hicieron los Barberini"

Todas las ciudades defienden sus tradiciones, Cartago tiene tambi�n derecho a salir por sus fieros y a reclamar-que se construya su iglesia en su mismo sitio.

El tiempo ha ido his�oriando cada lienzo de muro de nuestras calles. El paisaje urbano surge del pasado con sus vetustos aleros y sus macizos portalones, donde a�n se ostentan tallados en piedra her�ldicos motivos, que Su Majestad don Felipe, concedi� aquende los mares, a nobles se�ores injertados al �rbol fecundo de su Monarqu�a.

En el a�o de 1831, el presb�tero Jos� Ram�n Bueno, sacerdote payan�s, cura propio y Vicario for�neo de San Jorge de Cartago; hizo la bendici�n y colocaci�n de la Virgen del Carmen en la capilla edificada por don Francisco Mar�a de Cerezo y otros se�ores, capilla que fue recibida por el Ilmo. Sr. Obispo de Popay�n, Dr. Dn. Salvador Jim�nez de Encizo y entregada a la parroquia. Don Francisco Maria de Cuezo y G�mez de la Asprilla, era hijo del espa�ol don Pedro del Cerezo y Otero, nativo de Villavieja del Tuy, en Galicia; "hijodalgo notorio, libre de sangre de moros y jud�os", dicen sus pergaminos.

Esta familia era muy adinerada y muy devota de la Virgen. No se puede desligar de este relato a otro benefactor insigne de esta iglesia, hermano de don Francisco Mar�a, que fue el presb�tero doctor Rafael Antonio de Cerezo y G�mez de la Asprilla, quien fue p�rroco de Cartago de 1814 a 1819. Este sacerdote que vio la luz en nuestro suelo, fue gran patriota y entusiasta por la guerra de la Independencia, prest� muchos servicios a la causa de la libertad, convirtiendo su parroquia en un baluarte poderoso del patriotismo, con sus influencias, su palabra elocuente y sus grandes bienes de fortuna. El terrible Warleta, cuando diezm� este Valle lo persigui� durante mucho tiempo, pero no pudo ver sus garras su valiente cabeza.

Benefactores de la iglesia del Carmen fueros desde esos tiempos las familias Soto Arana, Feij�os, Mazueras, Del Castillo y muchas otras familias distinguidas. Dice la antigua cr�nica local de aquellos tiempos que don Jer�nimo del Castillo, regal� un terreno a la iglesia "para que no se estableciera en sus cercan�as un mal vecino de la Virgen".

Los a�os de 1840 y 1841 son a�os tr�gicos. (En este relato hist�rico, seguimos la autoridad de don Gustavo Arboleda y del Pbro. Gonzalo Uribe Villegas). Una terrible epidemia que por primera vez asol� el pa�s diezm� notablemente a Cartago, murieron cerca de mil personas, y la guerra civil de ese mismo a�o, aument� la angustia de esos d�as.

Vienen entonces los fusilamientos en el esca�o del Carmen. Ejerc�a el curato el sacerdote cartag�e�o Jos� Mar�a Dur�n; a �l le toc� pedir perd�n ante el General Mosquera para las inermes v�ctimas que llev� al pat�bulo, sin necesidad para la patria, porque el Gobierno estaba triunfante y eran in�tiles ya los cadalsos.

Fueron fusilados en - la plazuela del Carmen, los se�ores: Salvador C�rdoba (hermano del General Jos� Mar�a C�rdoba), Manuel Antonio Jaramillo, B�biano Robledo, Manuel Cruz Gonz�lez, Jos� Mar�a Ayala, Daniel Camacho y Amonio Castrill�n.

Esto fue el 7 de julio de 1841.

(Libro de Defunciones de la Iglesia de San Jorge de Cartago, de 1807 a 1864, folio 51); doce d�as despu�s, l9de julio se cumpli� la terrible sentencia contra los se�ores: Jos� Ignacio Rengifo Palacios, pr�cer de la Independencia; Ignacio Ayala,  cartagenero residente en Cartago;   Marcos Samarra,  Jos� Piquim�n, y Juan Bautista Galindo

(Libro citado, folios 52y 53).

En diciembre de 1862, despu�s de b�licas haza�as de que fue teatro nuestra ciudad, muere en el tr�gico esca�o aquel valiente cartag�e�o Dn. Vicente Guti�rrez de Celia, insigne y entusiasta luchador en las contiendas anteriores, a quien el General Mosquera hab�a nombrado gobernador del Quind�o en 1859.

La ciudad perfila, "bajo sus limpios cielos", sus campanarios. testigos seculares de su pasado y de su presente; atalayas pregoneros de la firmeza de su fe castellana.

En la disposici�n de la ciudad, la ubicaci�n de sus templos forma un conjunto arm�nico. Quitar uno de ellos de su lugar, es destruir la armon�a y despedazar su historia. Cuando se construy� la ciudad. repartieron en forma equidistante sus iglesias; con orden y simetr�a: dos iglesias en cada una de sus calles principales repartidas en dos grupos.

Seg�n una lit�rgica costumbre antigua, las iglesias de San Jorge y San Francisco, est�n colocadas de suerte que el altar mayor quede hacia el oriente, por donde sale el sol, porque la Ostia que se ofrece en el altar, es el Sol de la Gracia que ilumina las almas. Las generaciones que nos precedieron, celosas de su buen nombre, observaban hasta, los m�s nimios detalles y ten�an un sentido geom�trico sumamente sutil. Imperaba el clasicismo. En las bibliotecas luc�an sus lomos dorados los libros de los cl�sicos griegos, latinos y espa�oles. Y las gentes sab�an muy bien que la de una ciudad, se hac�a con euritmia y con ritmo, de la misma manera como se hace un hex�metro griego o se colocan los pies m�tricos para hacer un verso en el idioma de Virgilio